Nuestra nueva Asamblea Nacional escuálida
Publicado originalmente en Aporrea.org el 22 de diciembre de 2020
Por Adolfo González
Antecedentes: El poder electoral, personalizado
en el Consejo Nacional Electoral (CNE) realizo la formalidad de llamado a
elecciones para elegir o renovar nuestro poder legislativo, la Asamblea
Nacional (AN), con unos comicios que se realizaron el 6 de diciembre de este
año 2020, como todos sabemos la AN se encontraba en desacato por una sentencia
del poder judicial, este último totalmente en manos y con actuación
parcializada a favor del poder ejecutivo, que controlaba hasta ese momento 4 de
los cinco poderes del país, una realidad que todos los venezolanos conocemos, y
que ya de tan cotidiana no le damos el grave peso que tiene vivir en un país
sin independencia de los poderes públicos, donde ningún poder actúa sin
consultar al ejecutivo, excepto por el legislativo hasta estos comicios
históricos, y no en el buen sentido del término lo de históricos.
La
AN en desacato estaba en poder de la derecha proyankee, que trato de usar el parlamento
para destruir el hilo constitucional, aquí es necesario que el lector haga un
alto e interiorice muy bien que el ejecutivo desarmo la AN, no en un ejercicio
de defensa de la institucionalidad, la soberanía o los derechos del pueblo,
sino que fue en autodefensa de su poder y control del Estado, y que a su vez la
derecha proyankee cuando denuncia cosas ciertas, como la violación de los
derechos humanos en Venezuela, la crisis económica, la corrupción o el control
del ejecutivo sobre los demás poderes, no lo hace en defensa de la
institucionalidad, la soberanía ni el pueblo, sino que busca desplazar al
actual gobierno para poder ser ellos los que se lucren con el irrespeto de
nuestras instituciones y el saqueo a los trabajadores venezolanos, en esencia
la oposición de derecha y el gobierno del PSUV y sus franquicias no tienen
diferencias antagónicas por cuanto ambos son agrupaciones burguesas,
expliquemos de forma breve y mejor esto último.
Tanto
los líderes del PSUV, así como los de los partidos de la derecha tradicional de
oposición en estos últimos 20 años son miembros de la pequeña y gran burguesía
importadora y nacional monopólica, por tanto sus acciones (fuera de sus
palabras) estarán orientadas a favorecer sus negocios, esto se puede cotejar
con sus acciones, que siempre contradicen sus discursos sobre un supuesto
socialismo (unos) y sobre la libertad del pueblo (otros).
Ahora
bien, el sistema político venezolano está podrido, y esto no es una afirmación
a la ligera, es la conclusión a la que se llega luego de observar como la
confianza en la institucionalidad democrática y en general es cada vez menor,
dando como resultado que en las ultimas 5
elecciones (ahora 6) la abstención ha sido superior al 50%, incluyendo
una presidencial donde fue reelegido el actual presidente constitucional
Nicolás Maduro, las grande mayorías del país no confían en el Estado, ni en el
gobierno, ni tampoco en las ofertas de la oposición proyankee, que al igual que
el gobierno sostiene un discurso demagógico y clientelar que ya harto a la gran
mayoría de los venezolanos (repito, quien ponga esto en duda puede revisar los
números de votaciones). Esto no es fortuito, es producto de actores políticos
que ofrecen y no cumplen, de pactos entre elites que irrespetan los derechos
del pueblo y la evidente opulencia de las dirigencias del gobierno y la
oposición que asquean a uno de los países más desiguales y con población más
pobre del continente americano según los más recientes indicadores de la ONU.
AN escuálida: Estas últimas
elecciones nos dieron un poder legislativo que pasa nominalmente de manos de la
derecha proyankee al partido PSUV, un partido burgués con dirigencia burguesa,
acciones burguesas y discurso izquierdoso.
Esta
nueva AN fue elegida por 3 de cada 10 venezolanos, es decir la supuesta fuerza
de la misma, la voluntad de las mayorías democráticas del país, no es tal, su
fuerza real descansa en los fusiles de los cuerpos de seguridad el Estado,
recordemos, 3 de cada 10 venezolanos fueron a votar, y la mayoría de los
diputados (escogidos en la tarjeta del PSUV) provienen de 2 de cada 10
venezolanos, esto significa que la mayoría de la nueva AN es la voluntad de 2
de cada 10 venezolanos, la legalidad de sus acciones será respaldada por 2 de
cada 10, y los fusiles de la policía y fuerzas armadas claro. Si hubiese el
deseo o necesidad de plasmar un resumen de la composición de clase de la nueva
AN se propondría #BurguesiaPaLaAsamblea
Hay
que hacer notar que también existió coerción y compra de votos en las
elecciones con dinero del Estado, pero como no es posible contabilizar la
magnitud de cuantos de ese 20% que voto por el PSUV o sus franquicias lo hizo
bajo coerción o compra de conciencia entonces, solo mencionamos el fenómeno de
manera superficial.
¿Qué
significa esto? Pues que la nueva AN que viene de un proceso donde solo 3 de
cada 10 venezolanos participaron (7 de cada 10 ya no creen en la utilidad del
proceso ni en la transparencia de la institucionalidad del país) y donde su
mayoría es la represéntate formal de 2 de cada 10 venezolanos (donde 8 de cada
10 no apoyan ese partido ni lo que representa) y decimos formal ya que en
realidad representan los intereses de la burguesía, no del pueblo. Para quienes
votamos y tuvimos esperanza en una alternativa es desalentador que no
lográsemos movilizar a ese 70%, pero ¿Cómo refutar algo tan evidente como la
desinstitucionalización de Venezuela y el abandono de su senda democrática?
¿Cómo convencer en pocos meses y bajo censura que el CNE es transparente?
Actitudes escuálidas: Tanto la escuálida
oposición como el escuálido gobierno (escuálidos en votos y apoyo popular, ya
que sus cuentas bancarias son todo menos escuálidas) han partido a entender el
proceso como su realidad escuálida se los permite.
La
oposición proyankee reacciono tratando de adjudicarse esa abstención o
culpabilizar solo al gobierno de la misma. El gobierno reacciono del otro modo
que reacciona un escuálido, ignoro el asunto. Unos se dedicaron a explicar como
en otros piases los índices de abstención son parecidos, mientras otros
reaccionaron de la forma más rancia y cuasifascista que podían, se dedicaron a
pregonar como el que no vota no debe opinar y como no importa cuántos
venezolanos no creen ya en la institucionalidad del país ni en la democracia,
sino que lo importante es que ganaron y que se realizaron las votaciones, no
importa el hambre, no importa la necesidad, no importa la apatía, no importa la
desconfianza ni la desinstitucionalización del país, lo importante es que la
burguesía que dirige el PSUV gano.
¿Qué hacer?: Es necesario que los
que desean el desarrollo del país por la senda del socialismo, o incluso menos,
por la senda del nacionalismo más básico y ecuménico, interioricen que la
institucionalidad está seriamente disminuida y parcializada, que la lucha es gremial,
sindical y comunitaria, y no en esos espacios putrefactos que deslegitiman a
quien desde ellos trata de hacer algo o cree ingenuamente que pueden lograr
algo más que permanecer junto a estos individuos. Tampoco contribuye tratar de
refrescar la cara de una ideología que no contribuyo realmente a algo en el
país y que se encuentra desprestigiada en las mayorías, hay que quitarse la
camisa sucia.
La institucionalidad venezolana está en peligro, la
confianza en el Estado no existe y solo se sostiene por la violencia, ni las
prebendas ya alcanzan para alcanzar niveles suficientes de espejismos de
abundancia, conforme se profundiza la crisis, la burguesía se vuelve más
codiciosa y avara, pero nada de esto es posible con esta camisa sucia a
cuestas.
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